La Universidad de Córdoba ha logrado elaborar un hormigón que secuestra un 181% más de dióxido de carbono (CO2) que el hormigón convencional, mejorando así sus propiedades mecánicas. Para lograr esto se utilizan áridos reciclados procedentes de residuos de construcción y demolición (RCD) y agua carbonatada.
Una de las aplicaciones de esta nueva tecnología será la fabricación de elementos de hormigón no estructurales, como adoquines, bovedillas y otros tipos de mobiliario urbano sin armadura de acero.
El investigador José Maria Fernandez, uno de los autores del estudio, subrayó que se trata "de una estrategia pionera que consigue mitigar el cambio climático y que además está basada en el paradigma de la economía circular, en la que los residuos y gases de efecto invernadero se vuelven a integrar en el proceso de fabricación".
Lo que se produce es una reacción en cadena mediante la que el CO2 se convierte en piedra, ya que el agua gasificada contiene el dióxido de carbono, que, a su vez, reacciona con uno de los componentes del cemento (portlandita) para formar carbonato cálcico.
David Suescum Morales, autor principal de la investigación, explicó que el carbono en forma de CO2 desaparece de la atmósfera para adherirse al propio hormigón rellenando sus poros, "lo que mejora la resistencia y propiedades mecánicas del material".
Fuente: Diariocordoba